El claro ejemplo de que para captar abonados no se necesitan zombies calientes del Getafe, ni pericos adiestrados, ni hijos que no saben porqué son del Atleti. Una campaña de abonos con poco presupuesto, que marca un antes y después en la historia de la publicidad, ya que de lo cutre que es tiene su gracia y todo, sólo podía ser la de los abonos del Hércules.